REFLEXIONES DESDE EL TERREMOTO
Quisiera escribir y compartir algunas reflexiones que han ido surgiendo desde los más recóndito de mis rincones.
"A mi no me pasó nada, solo el susto"
Parto por derrumbar esa frase que pareciera merecer toda la gratitud de la vida.
A TODOS NOS PASÓ DE TODO.
El dolor, la tragedia, el miedo, la inseguridad, la rabia, la impotencia, la angustia, la incertidumbre vivida por un solo ser humano es vivida por todos, lo sintamos o no.
Somos puntos del mismo bordado, estamos unidos en la Gran Trama.
Las imagenes, los temores, desconciertos y rebeldías quedan por mucho tiempo en nuestra alma y hemos de reconstruir desde lo más profundo compartiendo nuestras vulnerabilidades, estamos viviendo una tragedia a nivel nacional que va a perdurar un buen tiempo y hemos de cuidar de no olvidar nuestra calidad de seres humanos, don que hemos de cuidar sin descanso en momentos de fragilidad y dolor. Solemos querer olvidar las tragedias y eso es imposible en nuestras almas.
Un terremoto mueve y desordena todo, nos cuestiona valores, formas de vida, nos desestabiliza, vemos y sentimos que el control es una falacia, y quizás por unos momentos que ojalá sean eternos, comenzamos a priorizar desde los verdaderos valores humanos y a entregarnos al misterio y a la sabiduría de la inseguridad.
Nos permite volver a conectar con nuestra capacidad de solidarizar, de acompañar, de ser acompañados, de construir desde un nosotros, ÚNICA posibilidad de realmente construirnos y paradojalmente en esos sentimientos que afloran en las situaciones extremas, percibimos en donde está la verdadera felicidad. Al necesitar estar cobijados en un abrazo, al volver a vernos y agradecernos la vida, al descubrir al otro como un regalo maravilloso sin seguridad de tiempo estable, al poder mirarnos a los ojos y descubrir nuestra luz en comunión, al aceptarnos sin preguntarnos, etc...
En tiempos difíciles y de duelo aparecen también en nosotros los miedos (necesarios como sobrevivencia) y a la vez perentorio mirarlos y compartirlos ya que nos alteran la percepción de la realidad, podemos sentirnos amenazados incluso por los más cercanos y comenzamos a defendernos creando barreras y descalificando, compitiendo, intentando surgir a costa de hacer con otros escalones que nos permitan mirar "por sobre" los escombros, dañando nuestros vínculos. Cuidarnos en tiempos confusos para no destruir lo construido.
También aparece el "ayudar" para ganar el cielo más tarde, cielo que aquí en la tierra sería el buen comentario de nuestros conocidos y quien o quienes fueron los más buenos y bondadosos, competencia innecesaria ya que son miles y miles los que necesitan y miles y miles los que tenemos el deber de cooperar, y el hecho es en si mismo noble y altruista, no ha de tener dobles propósitos ni ha de ser una propaganda comercial "Si yo no tengo amor, yo nada soy Señor" cántico religioso que nos refuerza que de nada sirve hacer los actos sin amor. No nos lleva a una expansión de conciencia, si no a un crecimiento del ego, lo cual nos hace retroceder y sufrir más.
Quizás es otra lección más de nuestra Madre Tierra que desde su dolor nos sacude para que la escuchemos, para que volvamos a sentirnos parte de ella y no aparte. Para que la sintamos viva y no un lugar de uso y abuso, para que escuchemos su naturaleza, el curso de sus aguas, los ciclos de sus siembras, para que la conozcamos y amemos antes de destruirla, para que nos demos cuenta que la misma energía que la habita nos habita a nosotros y cuando ella se retuerce de dolor y espanto también nosotros lo hacemos, ya que todos somos UNO.
Quizás nuestra Madre Tierra nos está enseñando que es perentorio unirnos en una Construcción Común por lo más justamenre necesario y que nos permita a descubrir nuestro destino de verdaderos hermanos. Una tarea para aprenderlo es hoy este gran remezón, que lo verdaderamente humano es aquello que podemos hacer tomados del corazón, con nuestros pies abrazando la tierra, con nuestra mirada a la luz de las estrellas, con el corazón sensible al dolor de quienes habitan este hogar, quizás ya no es válido esforzarse tanto por tener más ¿Para qué? se nos va la vida sin miranos a los ojos, sin contemplarnos, construimos templos de cemento cuando nos tenemos a nosotros verdaderos templos de la vida.
El hombre propone...Y la VIDA es quien dispone....
sábado, 6 de marzo de 2010
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